Por: Jackeline Pájaro López
Como todos los años, acercándose las festividades novembrinas, los periodistas en la sala de redacción del periódico Q’hubo, preparábamos contenidos propios de la época. Que si los disfraces, las comparsas, las celebraciones y desfiles de los barrios, que si las reinas… Las reinas, infaltables en la edición del periódico popular, como elemento aglutinador del sentir festivo.
Recuerdo que pensé en hacer varias entrevistas a ex reinas populares, como periodista de entretenimiento, una de mis misiones era registrar lo que sucedía alrededor de los reinados que cada noviembre se toman la ciudad. Tenía claro que no quería entrevistar a reinas recientes, sino que mi propósito era buscar a reinas de antaño. Fue conversando con el gran conocedor Lester González, que supe que la primera reina popular que tuvo la ciudad estaba viva, y que era Amira Mouthón de Crismatt, y que era además la abuela de un conocido muy cercano.
Recuerdo que me emocioné de inmediato, fue de esos momentos en los que como periodista te conectas con la historia, te imaginas la entrevista y anticipas que será un encuentro que quedará en tu recuerdo. Y así fue.
Llamé por teléfono a Amirita, quien con toda la amabilidad aceptó concederme la entrevista. En mi memoria hasta ese instante no estaba haber leído una entrevista o artículo sobre su vida. Llegué a su casa en el barrio Crespo, acompañada de una reportera gráfica, y fue una tarde realmente placentera.
Me contó cómo siendo una jovencita de tan solo 14 años de edad, paralizó a los cartageneros, que representando al barrio San Diego se coronó como la primera reina de las Festividades del 11 de noviembre, en el año 1937. Que gracias a que su padre dio el permiso pudo participar, y que nunca imaginó que iba a ser el centro de tantas atenciones y reverencias, que iba a ser fuente de inspiración para versos y composiciones. “Manuel Ignacio de Lavalle me escribió un himno con música de Luis Bermúdez, y Daniel Lemaitre escribió las palabras que yo dije el día de mi coronación… Fue espectacular, yo quedé de moda, recuerdo que yo recibía revistas de diseñadores, me regalaron suéteres, me hicieron versos… todo eso me lo ganaba con una sonrisa”, me contó Amira, proclamada en ese momento como ‘Su Majestad Imperial Amirita Primera’.
Tenía la historia intacta en su mente, cada detalle… Disfruté escucharla cantar el himno de su reinado y me asombré de que cada estrofa estuviera tan clara en su memoria. Desde ese momento Amirita se sintió querida por los cartageneros, y por eso aseguraba que su reinado había sido “eterno”. Me contó que la gente la seguía llamando Amirita, que la saludaban y a veces no sabía ni quién. “Fue un reinado con todas las de la ley, por eso, la gente no lo olvida”, dijo.
Vi cada uno de los recortes de prensa que atesoraba como algunos de los más bellos recuerdos de su vida, me habló de su familia y de cómo le interesaban los temas cívicos. Amirita aprovechó además para darle este consejo a las reinas que por esos días participaban del Reinado de la Independencia: “A las reinas de hoy les digo que vivan la alegría del reinado, la juventud es para eso, pero que no se aparten del estudio y tengan compostura”.
Su calidez y los recuerdos de uno de los momentos más bellos de su vida hacen parte de esas historias memorables que atesoré durante mis días de periodista y que hoy destaco en esta columna con ocasión de su partida. Sí Amirita, tu reinado será eterno. Y así como titulé en ese octubre de 2011, el texto de la entrevista que realicé para el periódico Q¡hubo, titulo hoy esta columna. Descansa en paz, Amirita.
Jackeline Pájaro López
Comunicadora social – periodista, especialista en Comunicación organizacional, candidata a MBA.
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