Corría el mes de septiembre de 1993. Pablo Escobar estaba a la cabeza del Cartel de Medellín. Se encontraba en su residencia ‘Casa Azul’, donde permanecía escondido junto con María Victoria Henao -su esposa-, sus dos hijos y muchos guardaespaldas. Continuaba residenciado en la misma ciudad que lo vio convertirse en un líder de narcos.
Eran días de mucha tensión. Tanto el escuadrón de la muerte de los Pepes -perseguidos por Pablo Escobar-, como el Gobierno de Colombia iban en busca de Escobar. Mientras tanto, el narco buscaba una forma de ofrecer un salvoconducto a su familia en caso de que se presentara un ataque. Pero el 5 de septiembre hubo un acontecimiento que llevó alegría a la’Casa Azul’.
Un día importante para Colombia
Al menos, así lo cuenta Henao en su libro “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar”. Narra que ese día se disputaba un partido de fútbol entre la selección de Argentina y la de Colombia durante las eliminatorias para la Copa del Mundo que se realizaría en Estados Unidos en 1994. Colombia obtuvo la victoria, el resultado fue de 5-0.
De acuerdo con la memoria de Henao, esa fue la última vez en la que vio que Escobar estaba feliz. Fue un momento breve, pero la familia celebró con entusiasmo la victoria y cada uno de los goles.
Durante el partido, Escobar olvidó todos los problemas del momento. Aunque fue por un momento corto, tuvo un gran impacto. El ambiente de celebración se mantuvo por algunos días, en los que se reunían frente al televisor de la casa.
El 18 de septiembre, cuando solo habían transcurrido dos semanas, Escobar informó a Henao que ya había encontrado una forma para que ella y sus hijos se escaparan. El 2 de diciembre de ese mismo año Escobar llegó a su final, cuando murió a balazos.
Fuente: Grandes Medios