A pocas horas de abrirse las elecciones para escoger a los representantes a diferentes corporaciones y cargos uninominales, es preciso pensar en la importancia del voto, su significado y entender que frente a los tarjetones todos somos iguales, solo que las consideraciones o motivaciones para votar suelen ser diferentes, de allí que encontremos que muchos electores a la hora de la verdad decidan por emoción más que por razón y no pocos sin ningún tipo de juicio lo hacen por cumplir el acto transaccional de otorgar el Voto, como pago por recibir “algo”, ya sea directamente en dinero u otras dadivas o confiando en una promesa.
De los actos más significativos y responsables que puede tener un ciudadano, es el momento cuanto se siente aislado, en el cubículo, después de recibir en la mesa de votación un número de diferentes tarjetones, allí solitario con el bolígrafo como compañero mudo debe disponerse a marcar a quien considera debe representarlo en el cargo de elección respectivo; ese instante decisivo, que debería ser espontaneo, libre, sin presión alguna, encontramos sin embargo, que en no pocos casos obedece a compromisos, presiones o manipulación que se ejerce por diferentes medios y maneras, donde se maquilla desde los rostros de los aspirantes, hasta las razones que los impulsa a ocupar un cargo de representación popular.
Sería redundante seguir haciendo mención de la grave crisis de institucionalidad que ha venido soportando la ciudad en la última década; con una ciudadanía sumada en la indiferencia, donde hemos tenidos alcaldes y concejales elegidos en su gran mayoría bajo el predominio del engaño y la influencia de caudales de dinero sin conocerse su procedencia, haciendo de la trampa una conducta que de tanto repetirse pareciera convertirse en normal, lo cual ha incidido notablemente para que la ciudad haya perdido la categoría que tuvo en antaño, dado que quienes acceden a los organismos de poder lo hacen pensando en su beneficio personal o del sector estratégico que representan, donde para ellos el bien general no prima sobre intereses particulares.
Ahora bien, las malas costumbres y la trampa se han venido enraizando en el actuar político y la actual campaña electoral ha estado marcada por la inversión de grandes sumas de dinero para hacerse elegir, principalmente en lo concerniente a la alcaldía de Cartagena y la Gobernación de Bolívar.
Si centramos la atención y observamos los gastos de las campañas de dos aspirantes al palacio de la Aduana, es fácil deducir que los gastos reportados a la fecha (Viernes 25 de Octubre, cuentas Claras, CNE), dista mucho de lo que cualquier ciudadano puede observar y deducir que no se está reportando lo que realmente están invirtiendo, constituyendo dicha conducta una flagrante violación a las normas electorales.
Difícil creer que el candidato William García Tirado, solamente haya invertido en la campaña a la fecha $394.695.2356, 00. Para solo mencionar un ítem, indica que en actos públicos solo ha gastado $1.339.500,00, tantas caravanas y marchas con un egreso como lo reportado, demuestra el engaño a todos los Cartageneros, comenzando por aquellos que en algún momento han pensado votar por el candidato mencionado. No se reportan gastos pendientes de pago.
Por los lados de Yolanda Wong Baldiris, encontramos que el total de gastos de campaña ascienden solamente a $149.660.054 ,00 de acuerdo a los informes oficiales; en el ítem de actos públicos notifica un gasto por $7.214.517.00.
Ante la realidad que están registrando los candidatos antes mencionados, en cuanto a gastos, no generan la más mínima confianza y credibilidad de llegar a ser los elegidos como gobernante de nuestro distrito.
Considerando la realidad de la ciudad y el departamento, con el fin de comenzar a extirpar las malas prácticas del actuar político, es pertinente que actuemos de manera diferente, para lo cual la invitación en a ejercer el sufragio, VOTANDO EN BLANCO, tanto para Alcaldía como Gobernación, marcando para que sea válido las respectivas casillas en el tarjetón; ésta opción no tiene dueño, es una expresión ciudadana, voluntaria, donde nadie podrá abrogarse el éxito que se logre.
Son variadas las observaciones y desinformación que se han suscitado alrededor del VOTO EN BLANCO, solo indicar que es una opción válida con efectos políticos, que bajo ninguna circunstancia favorece a los corruptos. Que no es fácil lograr la mayoría absoluta, es posible, pero vale la pena preguntarnos. ¿Cuál ha sido la gesta que al tratar de romper prácticas y costumbre que nos encadenan haya sido fácil? Por eso, valientemente, sin titubeos consideramos en esta oportunidad el VOTO EN BLANCO, como una oportunidad histórica.
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