Soy de los ambientalistas que pide al presidente que siga el ejemplo del parlamento europeo, declare la emergencia climática y lidere la propuesta en América Latina. La propuesta ha sido hecha al gobierno en este tiempo de conversaciones y diálogos.
Valga recordar que según la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos 1 millón de especies están en riesgo de desaparecer, buena parte en Nuestra América; la deforestación y el extractivismo siguen sin piedad castigando a la naturaleza y resulta insuficiente el dinamismo en la sustitución de las emisiones de carbono con energías alternativas. Al rebasar el calor los límites previstos para 2020 en el Acuerdo de París, los gases de efecto invernadero (GEI) siguen acumulando la reacción del planeta hacia la tragedia anunciada.
Le pedimos que declare la emergencia porque el esfuerzo para lograr nuestra meta de reducción de GEI, 20% antes de 2030, es insuficiente, y la razón por la cual el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) solicita a las partes triplicar las acciones pactadas para escapar del “punto de no retorno”, y los evidentes cambios climáticos extremos o fuera de control que se sienten.
A 10 años del 2030 la voz del secretario General de ONU es ineludible: «Estamos en un agujero profundo y seguimos cavando». Salir del hueco exige que Colombia, afectada y amenazada, como Europa declare la emergencia climática, que sea el punto de inflexión de las naciones más afectadas con la crisis. Solo así podremos superar la condena de los poderosos que imponen un modelo consumista basado en la industria extractiva y la emisión de CO2, el modelo suicida y ecocida que tenemos que cambiar.
Con la ausencia de EEUU, Reino Unido y Brasil, Jefes de Estado y de Gobierno, ministros, representantes de gobiernos de 196 países, organizaciones y grandes empresas, la sociedad civil y ONG ambientales, buscan cerrar la brecha con planes de recorte de emisiones de aplicación inmediata.
Valga recordar que los responsables del 60% de las emisiones son: China 26.8%, EEUU 13.1%, UE 9.6%, India 7%, Rusia 4.6%. Con Trump o sin él se requiere que más países se comprometan a cumplir en 2030 para alcanzar la neutralidad de emisiones en el 2050.
La ambición de la riqueza confronta la ambición de la esperanza con una sociedad civil que movilizó en Madrid más de 500 mil ciudadanos del mundo, reunidos también en una Cumbre Social por el Clima que propone soluciones a la crisis climática y en sus países enfrenta políticas de gobiernos o flexibilidades que favorecen a contaminadores y depredadores.
Ellos piden incluir “soluciones climáticas basadas en la naturaleza y reconocer el papel y la importancia de los beneficios de la protección y restauración de los ecosistemas terrestres y marinos, incluida la detención de la pérdida de biodiversidad, la creación de resiliencia y el almacenamiento de carbono. Soluciones que contribuyan a apoyar el cumplimiento de los ODS.
Como afirmó Guzmán Hennessey en el Tiempo* “Presidente no es tan difícil” avance, se exige que lidere lo nuevo. Le pidimos que firmara el Acuerdo de Escazú para fortalecer la información, participación y seguridad de los ambientalistas, y lo hizo.
Quiera que como gobernante escuche a la ciudadanía que exige proteger los páramos de la minería y se olvide del fracking como alternativa económica, cuando el futuro próximo exige el cambio energético como alternativa para la vida de las especies, de nosotros, en el planeta.
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