«No tengo miedo que me controlen, solo les pido que sean objetivos e imparciales en el ejercicio del control político, con nombrar personas para cargos como el de Personero. Que traigan a alguien de dudosa procedencia, alguien que todo el mundo conoce como ficha de quién ha sido en los últimos 20 años dueño de Cardique. Eso yo lo considero como un acto de mala fe. Lo considero como una declaratoria anticipada de guerra y yo no quiero eso”
Dichas estas palabras inmediatamente se escandalizaron y rasgaron las vestiduras los integrantes del honorabilísimo, impoluto y pulquérrimo Concejo Distrital de Cartagena y lógicamente, no se hizo esperar la respuesta de su presidente el concejal David Caballero hablándonos de soberanía y autonomía, este señor cree que los cartageneros somos bobos o sin memoria.
Aún no se termina de pasarse la página de la vergonzosa elección de la Contralora Distrital Nubia Fontalvo Hernández por parte de este mismo Concejo, allí aún se encuentran 8 concejales que repiten y 2 que protagonizaron este aberrante caso de corrupción el cual avergonzó a los cartageneros frente a todo el país, por eso no entiendo entonces de cual autonomía y soberanía habla este señor.
Los señores Lewis Montero Polo, Luis Cassiani Valiente, este último aún permanece vinculado a ese proceso mientras que el primero se le desvinculo por falta de pruebas, pero, en su momento fue señalado por los delitos de prevaricato por acción y cohecho propio, por su presunta participación en la elección irregular de la funcionaria en el 2016.
Por otro lado el concejal Barrios también nos cree ignorantes, piensa que los cartageneros no sabemos cómo funciona el sistema de elección para este tipo de cargos, para todos es conocido que con la caída de la alcaldía de William García Tirado, se les cayó la estantería, lo tenían todo fríamente calculado, ninguno de ellos, salvo, Javier Julio Bejarano, creyó en la victoria de Dau y como ahora no hay mermelada por parte del alcalde para que le nombren un Personero o Contralor de bolsillo, la biblioteca en la cual solían leer se les cerró y por ende tendrán que buscar sus libros por otra parte, buena por esa William, dedo arriba alcalde, así se demuestra transparencia, por eso usted no tiene miedo a los controles.
Necesitamos un Concejo que ejerza de manera idónea sus funciones, que desarrolle las labores para lo cual fueron elegidos, dentro de las cuales con mucho asombro el concejal Cesar Pion González se acordó en su discurso de posesión, lástima que ese memorial de agravios no lo haya hecho público durante las administraciones anteriores, curiosamente dice desconocer un secreto a voces que toda Cartagena sabe, supongo que tampoco supo de la repartición de libros, o a lo mejor goza de memoria selectiva dirían otros.
Como lo dijo nuestro Alcalde con los pantalones bien puestos, elegir a un representante del dueño de Cardique sería un acto de mala fe y una declaración anticipada de guerra, la cual no es solo con el Alcalde, sino también con un millón de cartageneros que estamos hartos de las pésimas administraciones anteriores.
El Concejo debería recordar que como coadministrador de esta ciudad tienen una alta cuota de responsabilidad política en ella, la cual a mi parecer en eso estamos en deuda los cartageneros, no entiendo cómo es posible que no hubiésemos cambiado a los 19 concejales con nuestro voto, pero, a lo mejor no entendimos los vientos de cambios, incluso los que votaron por ellos, están dispuestos a enfrentarlos de ser necesario.
Este pulso lo habíamos predicho en escritos anteriores, esperemos a ver qué decisión toma el Concejo. Escuché al presidente decir que acompañará en todos los proyectos al Alcalde, que bueno que sea así, pero, de antemano están advertidos que mermelada no hay.
Necesitamos a un alcalde y concejales comprometidos con acabar la corrupción, pero, quienes debemos estar más comprometidos somos nosotros los ciudadanos, porque la corrupción política, es decir, pública, y la corrupción privada han existido aquí no ya desde los albores de la República, sino desde los albores de la Conquista y la Colonia. Tal vez la trajeron los conquistadores de la corrupta España. No podría asegurar que también fueran corruptas las sociedades indias que encontraron aquí, pero el hecho de que muchos de sus jefes se brindaran a colaborar con los recién llegados para combatir a sus vecinos, me hace pensar que sí, que también. Tan corrupto es el que recibe como el que da.
Por tanto, la corrupción no solo está en la paga o en el cobro. Sino, más profundamente, en la desaparición del sentido moral que permite distinguir entre lo bueno y lo malo, entre el bien y el mal.
Este tema lo conocemos a profundidad toda vez que fuimos capacitadores anticorrupción de la Vicepresidencia de la Republica 2009 – 2010 para la región caribe, de la Procuraduría Provincial de Cartagena, de la Personería Distrital y de las Juntas Administradoras Locales del Distrito de Cartagena, de hecho, el reglamento interno de estas últimas y que actualmente está vigente es de mi creación, por ello conocemos cual es el problema en materia de corrupción en nuestra ciudad.
Observo con beneplácito los actos iniciales del alcalde William Dau Chamatt, demostrando que no es tan inexperto en manejos administrativos como algunos desprevenidos especulaban.
La corrupción no es un mal exclusivo de Colombia y mucho menos de Cartagena, como dijimos antes, la preocupación pública por la corrupción en América Latina está en máximos. En una encuesta a más de 17.000 personas realizada en 18 países de la región por Transparencia Internacional, el 85 % dijo que la corrupción política era «un gran problema» en su país, el 53 % piensa que está empeorando y el 57 % dijo que no se está abordando bien. Ampliando el alcance de la pregunta para incluir a la policía, los poderes judiciales, las empresas y los directivos, los latinoamericanos ven la corrupción general al nivel de África.
Compartimos la tesis que para acabar con la corrupción el primer paso es acabar con la pobreza extrema, pero, no con decretos, sino con políticas, planes y proyectos encaminados a ellos, tenemos el cinturón de pobreza más extenso del continente, justo donde se posesiono nuestro alcalde, en la localidad número 2, ese cordón de pobreza extrema hay que romperlo.
Por eso me doy a la tarea de dar unos puntos que a mi parecer contribuirían a ir paulatinamente acabando con la corrupción.
Fortalecer la independencia del periodismo local. Para nadie es un secreto que en Cartagena uno de los elementos que contribuye con la corrupción es la falta de periodismo transparente e independiente, son los medios de comunicación del interior los que tienen que hacer el trabajo de los locales, debería darles vergüenza.
Crear en los Colegios la asignatura de amor por Cartagena. En la cual no solo se hable de historia, sino que se trate la ética y la moral apuntada a ser un ciudadano honesto.
Adecuar los sistemas de información. Los países nórdicos se jactan de sus bajos niveles de percepción de corrupción gracias a su transparencia y clara rendición de cuentas, basadas principalmente en el libre acceso a los documentos públicos, vemos como el alcalde Dau aun ha tenido problemas para acceder a cierta parte de la documentación que ya debe reposar en su despacho, por ello el ejercicio de hacer una rendición de cuentas preliminar es de lo mejor que se le ha ocurrido.
Utilizar pliegos únicos de contratación. “Pliegos de sastre”. “Contratos a la medida”. Las denuncias por licitaciones públicas direccionadas aparecen diariamente en Colombia. Y es que uno de los problemas de la contratación estatal es que no existe un pliego único de condiciones para adjudicar las obras públicas en el país, para nadie es un secreto que uno de los focos de la corrupción de las administraciones es la contratación, menos mal ya este tipo de pliegos se pueden implementar.
Obligar a los alcaldes locales a constituir el banco de proyectos. Paralelamente con la contratación uno de los focos de corrupción local es la escogencia a dedo de los proyectos a desarrollar en las localidades buscando no necesariamente un beneficio económico sino político, a pesar que la ley les ordena a los alcaldes locales su creación, estos jamás los han creado.
Despolitizar la oficina de control interno disciplinario. Así como en el senado existe la comisión de absoluciones, acá existe la oficina de control interno indisciplinado y no porque los funcionarios sean incompetentes, sino porque históricamente el manejo que se da allí es político y solo sirve para sancionar a las fichas de los contradictores del cacique que manda en ese despacho.
Estos apenas son solo unos puntos en los que existe deficiente prestación del servicio público de administración o zonas grises de la administración, como estos hay muchísimos y que los lectores habituales de mis columnas contribuirán con sus valiosos comentarios y aportes.
Email: [email protected] / whatsApp 312 719 39 47.
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