Buen ejemplo de lo que es un anagrama lo constituye la conformación de estas dos palabras diferentes, PAE y EPA, que, teniendo las mismas letras, y como misión asuntos muy disímiles, se identifican por el mismo grado de corrupción que las ha caracterizado.
Independiente de su significado, al igual que EPA y PAE son buenos ejemplos de anagramas, las palabras Roma y Mora, Riesgo y Sergio, y, Acuerdo y Ecuador, entre otras; lo son también, aunque, insisto, las que hoy nos ocupan, están identificadas por la misma descomposición administrativa.
Del EPA, dice el papel, que es un establecimiento encargado de administrar y orientar el ambiente y los recursos naturales; que, además, propende por la conservación, restauración y desarrollo sostenible propendiendo por una mejor calidad de vida.
Y sigue, además, diciendo el papel, que el EPA es la entidad encargada y responsable de velar para que no se afecten el ambiente y los recursos naturales renovables, esto es, entre otros, los aspectos, de lo que se dice debe ser la misión de este organismo ambiental, pero otra cosa es la realidad que de ella se evidencia, que casi desde su creación en el año 2002, y en virtud de la Ley 768 de este mismo año, se encuentra atrapada en las garras de la politiquería y la corrupción.
Pero si al EPA le corresponden estas responsabilidades, entonces, ¿por qué permite que las orillas de los cuerpos internos de agua de la ciudad sean utilizadas como basureros? ¿o por qué, a pesar del Código de Policía, sigue permitiendo los estridentes decibles de los pick ups?, ¿o por qué persisten los basureros satélites? ¿o por qué no hace nada por la reforestación del Cerro de la Popa? ¿o por qué ha sido incapaz de controlar la plaga “pajarita” que ha destruido gran parte de la vegetación en las vías y los espacios públicos?, y así, podríamos continuar con más desencantos.
De público conocimiento es que todo esto ocurre en la ciudad porque casi todas estas responsabilidades del Establecimiento Ambiental, EPA, son entregadas a seudo líderes barriales recomendados de politiqueros, entre otros, así como a contratistas incompetentes y corruptos que no cumplen con las obras que se les encargan.
Por otro lado, es el PAE la otra palabra de la que al inicio hicimos mención y que por sus mismas letras no sólo es el anagrama de EPA, sino palabras que sólo con pronunciarlas generan casi de inmediato el pensamiento de lo que significa la corrupción, por la identidad que las une.
El PAE, aunque muchos crean, no es nada nuevo, sus inicios se remontan al año 1936, cuando el presidente Alfonso López Pumarejo expidió normas asignando recursos para los restaurantes escolares.
Llegó el año 1941, y el gobierno nacional a través del Ministerio de Educación decidió afrontar la atención nutricional de los escolares del sector público, hasta que finalmente convirtió en política pública lo que tiene como objetivo incrementar las matriculas, reducir el ausentismo y mejorar el proceso cognitivo de los escolares
Es pues este, por lo menos, el noble espíritu inspirador de este Programa de Alimentación, el cual ha sido “hecho trizas” por los corruptos indolentes de este país que han encontrado en sus más de dos billones de pesos asignados por el presupuesto nacional como una fuente inagotable de enriquecimiento ilícito.
Del PAE en nuestro departamento y en nuestra ciudad podemos decir que han abusado y siguen abusando ex alcaldes, concejales y familiares de ex concejales escondidos detrás de fundaciones de papel; politiqueros corruptos disfrazados de senadores y senadoras, así como ex convictos condenados por parapolítica.
Finalmente, no por casualidad PAE y EPA son palabras anagramáticas.
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