Guerra en el Cauca es el titular de una noticia del periódico El Tiempo a raíz del ataque terrrorista en Corinto y de otras actividades narcoterroristas de las disidencias de las Farc y el Eln que vienen azotando a ese departamento desde antes y después de los acuerdos de paz con las Farc.
¿Cuál guerra? Terrorismo, narcotráfico, economías ilegales y criminalidad en su más profunda esencia, igual que antes de los acuerdos de paz. Seguramente ya están pensando, los mismos de siempre, en otro proceso de paz, cuando lo que hay que hacer es la imponer de la ley, sin más eufemismos y lenguaje tergiversado.
Ni terminación del conflicto ni mucho menos paz. Los acuerdos fueron una farsa para beneficiar a 60 cabecillas de diferentes niveles, quienes gozan hoy de privilegios concedidos por Santos, entre ellos recursos por más de 10.000 millones anuales que les permiten vivir sin trabajar, 10 curules en el Congreso y la habilitación para politiquear sin haber sido investigados y juzgados y menos pagar un día de cárcel. Mientras los Comunes están tranquilos y custodiados por la UNP, el brazo armado al mando del cabecilla Gentil Duarte que no se acogió a los acuerdos, crece a pasos agigantados y arrecia sus acciones delincuenciales contra la población y la Fuerza Pública, y se enfrenta a Iván Marques, Santrich, Romaña y el Paisa, las otras disidencias, quienes desertaron de los acuerdos, y al Eln, porque quieren el control total del territorio y de las actividades del narcotráfico; igual como sucede en el Estado Apure en Venezuela; contando para eso con el apoyo de los mismos de siempre: los indígenas, la izquierda de todos los matices, integrantes de partidos tradicionales y los llamados intelectuales.
La excusa es la misma de antes: que no se han cumplido los acuerdos con las Farc y por eso algunos regresaron a las armas, que no se han cumplido los pactos con los indígenas, que las causas que han motivado la “guerra” no han desaparecido, que el Estado no ocupó con la Fuerza Pública los territorios dejados por las “Farc” y no hace presencia con inversión social. En fin, un sinnúmero de argumentos baladíes para justificar la violencia y el narcotráfico de quienes están en armas.
La historia es la misma y los actores los mismos de antaño. El mismo perro con diferente guasca.
MG (R) CARLOS O QUIROGA FERREIRA