La ayuda humanitaria a causa de sismos que han dejado unos 22 mil muertos empezó a llegar a Turquía. En cambio, el acceso a Siria, en guerra y con su régimen sancionado por la comunidad internacional, es mucho más complicado.
El terremoto que ocurrió el lunes en Siria y Turquía ha dejado hasta el momento 22 mil 300 personas fallecidas, luego de que los equipos de rescate continúan con la búsqueda de sobrevivientes y el rescate de cuerpos entre los escombros.
La ayuda humanitaria empezó a llegar a Turquía pero el acceso a Siria, en guerra y con su régimen sancionado por la comunidad internacional, es mucho más complicado.
La guerra destruyó hospitales y causó problemas en el suministro de electricidad y agua en Siria, pero la ONU solo puede enviar ayuda a las zonas rebeldes del noroeste, a través del cruce de Bab al Hawa en la frontera con Turquía.
La diplomacia turca afirmó que está trabajando para abrir otros dos puntos de paso «con las regiones bajo el control del gobierno» sirio, «por razones humanitarias».
Poco después, el gobierno sirio anunció que autorizará el suministro de ayuda internacional a zonas controladas por los rebeldes, con la «supervisión» del Comité Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja siria.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, exigió «un alto el fuego inmediato» en Siria para facilitar el suministro de ayuda.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ayer anunció que iba «camino a Siria» y la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, llegó ese día a Alepo, en Siria.
A uno y otro lado de la frontera, miles de viviendas quedaron destruidas y los socorristas redoblan esfuerzos, aunque las posibilidades de encontrar personas con vida se apagan una vez expirado el periodo de tres días que los expertos consideran crucial.
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