Luis Alfonso Salamanca, alias «El Tío», fue capturado recientemente por la Fiscalía colombiana como presunto responsable de liderar el temido Bloque Capital de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que sembró el terror en el municipio vecino de Bogotá a principios de los años 2000.
Durante más de 20 años, Salamanca ha sido señalado de ser el jefe de este grupo paramilitar que aterrorizó a jóvenes, trabajadoras sexuales, consumidores de drogas y habitantes de la calle bajo la modalidad de «limpieza social».
Después de la desmovilización de las AUC en 2006, Salamanca logró evadir la justicia haciéndose pasar por comerciante. Sin embargo, varios exparamilitares lo señalaron en sus declaraciones a la Ley de Justicia y Paz, lo que finalmente llevó a su captura.
La captura de Salamanca es un recordatorio de uno de los capítulos más crueles de la violencia paramilitar en Colombia. Soacha, un municipio cercano a Bogotá, tuvo que vivir bajo el orden impuesto por los paramilitares, declarando objetivo militar a quienes ellos catalogaran de «viciosos», «bazuqueros» e «indeseables».
Con la llegada del Frente Capital, empezaron a aparecer panfletos y grafitis que, todavía hoy, recuerdan los habitantes de Ciudad Bolívar y Soacha. El lema común era: «Los niños buenos se acuestan temprano. A los niños malos nosotros los acostamos».
El frente paramilitar que lideraba «El Tío» impuso toques de queda, que afectó principalmente a las generaciones jóvenes, y realizó patrullajes nocturnos y desapariciones de jóvenes a pleno día.
La limpieza social instaurada por el Frente Capital se caracterizó por asesinatos y desapariciones, antecedidos de intimidaciones y patrullajes nocturnos. Las olas de violencia en los barrios periféricos dejaron como resultado una alta cuota de personas asesinadas y desaparecidas, muchas veces a la luz del día y a plena vista.
Habitantes y paramilitares reconocieron que muchos sectores aledaños a Ciudad Bolívar y Soacha se convirtieron en fosas comunes porque así podrían borrar cualquier evidencia.
La captura de «El Tío» es un paso importante en la búsqueda de justicia para las víctimas de la violencia paramilitar en Colombia. A pesar de que han pasado más de dos décadas desde que los hechos ocurrieron, es importante seguir trabajando en la identificación y captura de los responsables para que nunca más se vuelva a repetir este tipo de violencia en el país.