En entrevista con Rcnradio.com, el escritor peruano Juan Manuel Robles reflexionó sobre la tragedia en Collins Avenue, el colapso de un edificio en Miami que inspiró su libro Tragedia en Collins Avenue (Editorial Planeta).
Atraído desde un inicio por el suceso, el autor del libro destacó cómo muchas de las víctimas tenían vínculos con América Latina. «Descubrí que muchas de las historias estaban conectadas con el lugar de donde vengo«, comentó, señalando que personas de distintas partes del mundo, especialmente de América Latina, se vieron atrapadas en la tragedia.
Robles explicó que intentó no solo documentar los hechos, sino que buscó capturar las historias humanas que quedaron enterradas en las ruinas del edificio. “Algunos acababan de llegar, otros estaban allí por azar, y hubo quienes, por pequeñas decisiones, evitaron estar en el edificio esa fatídica noche”, señaló. A lo largo de la conversación, Robles dejó claro que el destino y las casualidades jugaron un papel crucial en las vidas de las personas afectadas por el colapso.
Una sensación de impotencia y fatalismo en Champlain Towers
Uno de los aspectos más difíciles de procesar, según Robles, fue la sensación de impotencia que muchos sintieron al conocer la historia. “Cuando lees sobre estas personas, es inevitable desear que las cosas hubieran sido diferentes, aunque ya sabes el resultado”, expresó. El autor destacó el desconcierto y la tristeza de leer sobre vidas truncadas por decisiones que, en retrospectiva, parecen insignificantes.
Robles recordó el testimonio de una mujer colombiana que, momentos antes del colapso, presentía que algo terrible iba a suceder. «Es la única persona que realmente dijo: ‘Este edificio se va a caer’. Y lo dijo justo antes de que ocurriera», relató. Para Robles, este episodio resumió lo surreal de la tragedia: una advertencia que llegó demasiado tarde.
Un deterioro que se ignoró por demasiado tiempo
Del mismo, el escrito peruano también profundizó en el estado del edificio antes de su colapso. A pesar de los múltiples reportes sobre los problemas estructurales, los residentes siguieron viviendo allí durante años, sin que se tomaran las acciones necesarias para reparar los daños. “Se sabía que las columnas estaban comprometidas, que había filtraciones, pero nadie pensó que eso significaba un colapso inminente”, explicó el autor.
La falta de acción no solo deterioró el edificio, sino también las relaciones entre los residentes y la administración. “Hubo cinco votaciones para decidir si comenzaban las reparaciones, pero nunca lograron llegar a un acuerdo”, señaló Robles, lo que agravó la situación hasta llegar al punto de no retorno.
Un vecindario fracturado
La tragedia no solo destruyó un edificio, sino que también fracturó una comunidad. Después del colapso, la división entre los sobrevivientes y aquellos que perdieron sus propiedades se volvió más evidente. “Mucha de la gente que vivía allí lo había hecho durante décadas. Habían comprado sus apartamentos cuando la zona era accesible, y después del colapso, esa oportunidad desapareció”, comentó.
Para muchas familias, la pérdida de sus hogares significó mucho más que la pérdida física de una propiedad; representó la desaparición de un sueño que nunca podrán recuperar. “Es algo que vemos en toda América Latina: familias que han trabajado toda su vida para comprar un hogar, solo para perderlo todo en un instante”, dijo Robles, reflexionando sobre las implicaciones más amplias de la tragedia.
Champlain Towers, un colapso que dejó cicatrices profundas
El 24 de junio de 2021, el edificio Champlain Towers South, un complejo de condominios de 12 pisos en Surfside, Miami, colapsó parcialmente en medio de la noche. El derrumbe resultó en la muerte de 98 personas, mientras que otras decenas quedaron heridas o perdieron sus hogares. Construido en 1981, el edificio había mostrado signos de deterioro durante años, incluyendo problemas de corrosión en el acero y grietas en el concreto, que fueron documentados por ingenieros pero no abordados de manera oportuna.