Los detalles de cómo se ha urdido la salida de Edmundo González Urrutia, del país van llegando con cuentagotas. El opositor, 75 años, habría sido deportado a España a raíz de las amenazas que habría recibido su familia por parte del régimen chavista. Según fuentes involucradas en el proceso de negociación consultadas por El Debate, el gobierno Nicolás Maduro habría obligado además a González Urrutia a firmar una declaración en la que se compromete a no involucrarse en ninguna actividad política, así como reconocer el fraude electoral del pasado 28 de julio, avalado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El CNE, controlado por el gobierno venezolano, ratificó la victoria de Maduro en las urnas, mientras que la oposición consiguió hacerse con las actas electorales que demostraban la victoria de Edmundo González por una diferencia de millones de votos. Desde entonces, el exdiplomático se ha visto sometido a una brutal represión y obligado a desaparecer de la escena pública ante el miedo a ser detenido. Sobre el opositor pesa una orden de arresto por no presentarse ante la Fiscalía, acusado de «desobediencia» y «conspiración», entre otros delitos.
Ante esta situación, la Embajada de Países Bajos en Caracas ofreció refugio a Edmundo González, donde se ha mantenido a resguardo de las fuerzas chavistas durante más de un mes. Las amenazas de una inminente detención de sus familiares más cercanos, en concreto su mujer, desató la urgencia por abandonar el país. Al parecer, fueron la vicepresidenta Delcy Rodríguez y su hermano Jorge los que trasladaron la amenaza al líder opositor y ganador de las elecciones.
En este momento, es cuando aparece en juego el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, en representación del Gobierno español, para iniciar las conversaciones con el régimen venezolano, cuyos representantes en el proceso también habrían sido los mismos ejecutores de las amenazas, Delcy y Jorge Rodríguez, como nos explican fuentes conocedoras del proceso. Zapatero, desaparecido desde las elecciones venezolanas del pasado julio, mantiene una buena relación con los hermanos Rodríguez, pesos pesados del gobierno.
Edmundo González, tras aceptar las exigencias del gobierno y asegurar la seguridad de su familia, habría cambiado su refugio de la Embajada de Países Bajos a la residencia del embajador español en Caracas, Ramón Santos, donde tan solo habría pasado unas horas, hasta ser trasladado al avión facilitado por Fuerzas Aéreas españolas. Así lo confirmó el propio ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en una publicación en su cuenta de X, antes Twitter, en la madrugada de este sábado. Albares detalló que Edmundo González, «a solicitud suya», ya volaba hasta nuestro país.
Mientras tanto, la vicepresidenta Delcy Rodríguez se felicitaba por la labor de su gobierno. «En apego a la legalidad internacional, Venezuela ha concedido los debidos salvoconductos en aras de la tranquilidad y paz política del país». Unas declaraciones que contrastan con la realidad del país, cuando, este mismo viernes, más de una treintena de líderes mundiales, entre los que se encuentran los expresidentes españoles Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy, pero no Zapatero, presentaron una denuncia ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional de La Haya (CPI) contra el régimen de Maduro. Con todo, la situación de Edmundo González parecer responder más a una deportación forzosa que a una petición de asilo.